El otro día, estando con mi
enfermera en una habitación le pregunté
por un cartel que está presente en todas las habitaciones, y en el que se
indica por parte de la supervisora que las ventanas de las habitaciones deben
permanecer cerradas. Aunque el cartel ya
lo había visto varias veces atrás, me surgió la curiosidad en este momento. La
enfermera me comentó que era para crear
presión positiva en las habitaciones, y que era una manera de disminuir las
infecciones que puede padecer el paciente. Aun así, no me quedo muy claro cómo el
mantener las ventanas cerradas podía conseguir esto, así que decidí buscar más información.
Los pacientes ingresados en las unidades
de cuidados críticos (UCC) para recibir soporte de alguna función vital son
especialmente propensos a adquirir infecciones nosocomiales. Estos pacientes
poseen escasa resistencia a la infección debido a tratamientos
inmunosupresores, o por afectación de la respuesta inmunitaria. Además, se
hallan expuestos a múltiples procedimientos asistenciales, como traqueotomía,
ventilación mecánica, cateterismo vascular central y periférico, sondaje
urinario, entre otros.
Sobre el aire puede realizarse un
control limitado ante lo difícil que sería tratar de manera efectiva la
atmósfera que rodea a estos pacientes. Si se tiene en cuenta que, los enfermos
pueden eliminar al aire gran cantidad de gérmenes antes de llegar a un
diagnóstico, y si añadimos los portadores sanos que pueden existir entre los familiares
que acuden en el horario de visitas y el personal sanitario, aumenta la
dificultad(1) .
La ventilación que puede realizarse
a través de las ventanas es una medida simple para limpiar de microorganismos
los espacios cerrados, aunque como medida única no puede considerarse efectiva.
La presión positiva, al mantener
la ventana cerrada y la puerta de la habitación abierta, pretende conseguir el
aislamiento del paciente y el flujo del aire va desde la habitación hacia el
exterior. Los pacientes más indicados para esta medida son los inmunosuprimidos.
Estando esa misma tarde en el
hospital, me fijé en un paciente que presentaba aislamiento respiratorio, cuya
ventana de la habitación se encontraba abierta y la puerta cerrada. Esto sería
lo contrario a la presión positiva, es decir la presión negativa. Este tipo de
presión hace que el flujo de aire se oriente desde el exterior al interior de
la habitación, no permitiendo la diseminación de gotículas infectadas. Es una
medida útil y adecuada como precaución para la transmisión aérea(2) .
Tras analizar esto, he entendido
el por qué hay que mantener las ventanas cerradas en la mayoría de las
habitaciones, aunque creo que debería haber más información sobre ello, ya que
no he encontrado protocolos en la unidad para una correcta actuación y que esta
medida se lleve a cabo de forma organizada. Además, a lo largo de los días que
llevo en este servicio, he visto abrir alguna vez la ventana a la hora de
realizar los cambios posturales si el paciente había realizado una deposición,
por lo que creo que no se cumple estrictamente este procedimiento.
Bibliografía:
1. Ausina Ruiz V, Moreno Guillen
S. Tratado SEIMC de enfermedades infecciosas y microbiología médica. Madrid:
Editorial Médica Panamericana; 2006.
2. Sainz de Muriera J, Astier P,
Erdozain MA, Lanceta I, Ramos J, Rubio MT. Control de la infección en el
personal sanitario II: Enfermedades vehiculadas por vía aérea. Enfermedades
producidas por gérmenes emergentes. Anales [revista en internet] [acceso 11 de
febrero de 2013] 23(2) Disponible en: http://www.cfnavarra.es/salud/anales/textos/vol23/suple2/suple21a.html
Hola Sergio
ResponderEliminarUna entrada escueta para un tema tan importante. No te olvides que estamos terminando el rotatorio y debes aportar conocimientos, habilidades, destrezas, reflexión, lenguaje enfermero, bibliografía en formato Vancouver, cuidados basados en la evidencia...
Ánimo... Un pequeño esfuerzo para llegar a la meta.